Por Manolo Pichardo . La pandemia desatada por la Covid-19, no solo sacó lo peor y lo mejor de los seres humanos: sus miserias, expresadas en las grandes corporaciones farmacéuticas que aprovechan el miedo a la enfermedad y la propia muerte para poner a la ciencia en el centro de la avaricia, como lo han hecho siempre; o develó el carácter egoísta de potencias económicas que no pudieron, ante la magnitud del problema, ocultar con la manipulación de los medios de comunicación a su servicio, la naturaleza de su esencia; y, por otro lado, la solidaridad, manifestada en el desprendimiento de servidores de la salud, en el auxilio desinteresado de comunidades que se volcaron a dar, en silencio y sin exhibiciones, todo lo que material y espiritualmente contribuyera con sanar al prójimo, sino que hizo aflorar el vacío de liderazgo global y las debilidades estructurales de países que se veían como potencias inexpugnables. Los periódicos, la televisión, la radio y el cine, m...