El yuan digital amenaza al dólar y al Swift


China, sin estridencia, mientras el presidente Donald Trump desata su guerra arancelaria contra socios y enemigos, con la finalidad, según su eslogan de campaña y desconcertantes acometidas gubernamentales, de "devolverle la grandeza económica a Estados Unidos", ha lanzado el Yuan digital que le permite realizar transacciones bancarias transfronterizas en un tiempo que deja en una posición ridícula al Society for Worlwide Telecomunicatión (Swift), que agrupa una red de bancos a nivel mundial que transmiten órdenes de transferencias de una cuenta a otra sin importar el país. El sistema, dominado por el país del norte de América que gobierna el magnate de Nueva York, es arropado por el dólar en razón de que es la moneda aceptada a nivel global para la mayoría de las transacciones comerciales.

El apuro del Swift lo explica el tiempo que tarda el nuevo sistema de pago chino en completar una transacción, que no alcanza los 4 segundos desde la emisión de la orden hasta la recepción, mientras que el referido sistema occidental completa una operación en 3 o 4 días. A la rapidez de esta arquitectura de movimientos monetarios transnacionales hay que añadir el bajísimo costo que atrae a los países que, de hecho, ya se suman a este esquema que rompe el dominio cuasi total del dólar en el comercio mundial y, de paso, sirve para escapar de las sanciones estadounidenses. Pues resulta que las comisiones que se cobran por transacción en la red SWIFT, es de 4.9 por ciento, en tanto que el alternativo que ofrece el país oriental le cuesta al cliente 0.12 por ciento.

El Sistema de pago transfronterizo alternativo, fue lanzado por China el 17 de marzo e inmediatamente los 10 países de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (Asean) y cinco de Medio Oriente se conectaron: Brunéi, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam; son los asiáticos que se unieron a la red, además de los “mediorientales” Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Irak, Kuwait, y Qatar que, de acuerdo al medio de comunicación La Verdad, en una información publicada el 18 de abril bajo el título “El yuan digital redefine el poder financiero global”, representan el 38 por ciento del comercio mundial.

A estos países de Asia y Medio Oriente hay que añadir a las naciones que integran el Brics-plus que desde hace años buscan zafarse del dólar, a la vez que articulan mercados alternativos a través de rutas comerciales, como la Franja y la Ruta que se expande rápidamente por toda Asia; y en especial por África, en medio de una reconfiguración en las relaciones de poder en el continente, que rompe lazos con las potencias occidentales que depredaban, derramando sangre y arrebatando vidas, sus tierras por siglos, y saquearon sus culturas. Pero también debe agregarse a Latinoamérica que se conecta con aquel inmenso proyecto incrementando sus negocios mientras que, en paralelo, para hacerlos más eficiente, se embarca en megaproyectos que van desde puertos, vías férreas, aeropuertos, carreteras, puentes y un comercio electrónico creciente que podríamos definir como la Franja y la Ruta Digital.

La refriega arancelaria o comercial ha derivado en una guerra de divisas que hará escalar el conflicto entre Washington y Beijing, lo que terminará acelerando la redefinición del orden mundial diseñado en Bretton Woods, tras la Segunda Guerra Mundial. Por esta razón no importa las mesas de negociaciones que se planteen, la confrontación en curso no cesará hasta que el globo esté irremediablemente reconfigurado con China jugando un papel de primer orden junto a otros países emergentes. Ojalá que esta batalla, centrada en la cuestión hegemónica, como ha sido habitual en estos casos a lo largo de la historia, no llegue a la trampa de Tucídides.

Manolo Pichardo especial para Cendoesch 

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