Los 50 años de reingreso de China a ONU
Por Cendoesch.
Este 25 de octubre se cumplieron 50 años en que la República Popular China recuperó su puesto en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La Guerra Fría había arrastrado al liderazgo occidental a ignorar, desde este mecanismo para la gobernanza mundial, al país más habitado del planeta -que en 1945 fue de los primeros Estados en firmar su carta de constitución- para reconocer como Estado a una provincia que se constituyó en refugio de los rebeldes derrotados en la guerra civil que tuvo como vencedor al Partido Comunista Chino, dirigido por Mao Zedong.
China y la Unión Soviética debían ser acorraladas para impedir que el ámbito de influencias de ambas naciones creciera; de ahí la creación de la OTAN, concebida para frenar a la URSS, y el reconocimiento y apoyo a Taiwán, para convertirla en amenaza permanente a la parte continental, acosada desde entonces y hasta hoy desde el territorio insular de manera abierta, pues es importante recordar que el general Douglas MacArtur la definió como un “submarino insumergible”, dispuesto para el ataque.
China reingresó al organismo de configuración planetaria en 1971, 8 años antes de iniciar el proceso de reforma y apertura; a partir de ese momento, y con su ingreso en la Organización Mundial del Comercio (OMC), el 11 de diciembre de 2001, el país asiático, inserto de forma legítima y justa en el concierto de naciones, emprendió un camino hacia el desarrollo, marcado por un acelerado proceso de industrialización, innovación y relaciones comerciales -con un inusitado empuje desde el proyecto “la Franja y la Ruta”- que le ha colocado como pieza clave en el tablero geopolítico global, responsabilidad asumida desde una diplomacia que reivindica el multilateralismo, la cooperación, el beneficio mutuo y la no intervención en los asuntos internos de los países.
El presidente Xi Jinping ha celebrado este aniversario destacando el papel jugado por China en la construcción de la paz y gobernanza mundial durante estos 50 años, y prometió que el camino de la reforma y apertura “siempre será un contribuyente al desarrollo global, persistirá en seguir el camino del multilateralismo y siempre será un defensor del orden internacional”.
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