Por Obed Pichardo
Perú, país anclado en el cono sur de nuestro basto y multicultural continente americano, se convirtió en república, bajo el liderazgo del general San Martín, en el año 1821. Durante el mandato de su líder independentista consiguió sentar las bases para el desarrollo de la nación en ciernes. La nueva república, como todo país de reciente creación, estaba obligada a transitar el camino de las relaciones diplomáticas y comerciales con los países con mayor nivel de desarrollo, a fin de poner en marcha los motores de las políticas gubernamentales que pudieran generar estabilidad social, política y económica en la naciente nación.
En sus diligencias, dirigidas a desarrollar el Perú, nace en épocas del imperio chino (Dinastía Qin), el Tratado de Amistad, Comercio y Navegación, firmado en Tianjin en el año 1874 y puesto en vigencia, dos años más tarde.
Con el paso del tiempo, las relaciones entre China y Perú, se fueron estrechando y dando continuación a los intercambios comerciales durante el gobierno del Kuomingtang, hasta pasar a establecer relaciones diplomáticas con la República Popular China, en noviembre del año 1971, producto del reconocimiento del país andino, del gobierno de la República Popular China como el único representante legal del pueblo chino.
El acercamiento de estas dos naciones, ubicadas en distintos y distantes continentes, permitió que las tierras de Mao y San Martin, pusieran en operación una embajada de China en el país americano y un consulado peruano en la ciudad china de Shanghái en mayo de 2002, como muestra de la consolidación de sus relaciones bilaterales y demostrando con esto, que el idioma y la cultura, no deben constituirse en barrera para la cooperación entre las naciones que tienen como fin, el bienestar común.
El esquema de operaciones comerciales diseñado por el gigante asiático denominado >La franja y la ruta<, y presentado al mundo de manera oficial en el 2013, atrajo la atención de la nación del asentamiento histórico Machu Picchu, empujándola a sumarse a la ambiciosa iniciativa china, el 25 de abril del año 2019, esto, además del tratado de libre comercio, de carácter bilateral, ya existente entre ambas naciones desde el año 2009.
Con la visita del mandatario chino y tras la firma del documento de expansión del tratado de libre comercio (TLC 2009) rubricado por este y por su homóloga peruana, Dina Boluarte, en el marco de la cumbre del Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico (APEC), por sus siglas en inglés, celebrada del 10 al 16 de noviembre de este año, el líder del país de la Gran Muralla, dejó inaugurado el mega puerto Chancay, considerado como el mayor puerto comercial del sur de América. La mega obra construida por la empresa estatal china Cosco Shipping ports, tuvo una inversión de US$3,500 MM, donde la empresa asiática aportó el 60% (2,100 MM).
Durante la inauguración de la obra, el presidente Xi, manifestó que con la puesta en operación del puerto, al que él calificó como el primer puerto inteligente de Sudamérica, Perú se consolidará como el eje del transporte regional, puesto, que se trata de un nuevo corredor marítimo entre Asia y América Latina que reducirá en al menos 10 días, las rutas comerciales entre la región y China, lo que significa el inicio de una nueva era, según el líder chino, con lo que aseguró que el puerto generará más de 8 mil plazas de trabajo e ingresos anuales de US$ 4,500 MM y reducirá costos logísticos.
Con el aporte del gobierno chino en la construcción de esta mega obra, se estima que el gigante asiático ha invertido cerca de 10,000 millones de dólares en la región, únicamente en inversiones directas, puesto que solo en el 2023, china invirtió 8,748 millones de dólares, según estimaciones del <Monitor de las Inversiones de China en América Latina y el Caribe>, lo que nos lleva a concluir que, el poderoso país que alberga la plaza de Tiananmén se perfila como el principal socio comercial de América Latina y el Caribe, con la filosofía de ganar-ganar, a lo que los abogados denominarían como una convención o contrato sinalagmático, en el que las partes se obligan a dar, hacer y no hacer, de manera equilibrada, principio que enmarca la iniciativa china de la franja y la ruta, a la que se han adherido, a enero del 2024, más de 150 países y 30 organizaciones internacionales.
China, bajo la visión y dirección de Xi Jinping, apuesta a contagiar nuestra región con su desarrollo tecnológico y crecimiento económico, a fin de eliminar el sustantivo de <patio trasero< de los EE. UU. , dándonos la oportunidad de desarrollo y progreso y, de deshacernos de lo que muchos llaman <colonialismo económico>, lo que se traduciría en la satisfacción de las necesidades materiales de las grandes mayorías, que devendría también, en producir estabilidad política y social en una de las regiones más desiguales del mundo, en términos de generación de riquezas y que tiene 663 millones de habitantes, lo que es igual al 10% de la población mundial.
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